Ser mujer es ser humanA
- Cuarto Poder Atizapán
- 27 jun 2019
- 5 Min. de lectura
Ensayo por el Chico Hipster y Yadira León
Es evidente que siendo el año 2019, siglo XXI, el machismo (entre otros condicionantes socio-culturales), se ha vuelto un factor determinante en el actuar de las sociedades actuales. Esto ha traído como consecuencia inequidad y, por lo tanto, un desarrollo humano lento.
Aunado a ello, sesgados por consumismo, tenemos como reto una sociedad con una mente bastante moldeable y que no tiene un rumbo fijo, que la lleva a tener una consecuente pérdida de la sensibilidad de los problemas de los demás, es decir, un entumecimiento moral, como denominan los autores Zygmunt Bauman y Leonidas Donskis en una de sus obras.
La desigualdad es un problema que a lo largo de los años ha contribuido a generar diversas situaciones de violencia e injusticia, y, algo que se ha hecho evidente es un factor determinante: el género. Es por ello que en pleno siglo XXI prácticas como el machismo se replican en todas las esferas y contextos de vida de las personas.

Sin embargo, han surgido voces que claman por sus derechos y libertades como sucedió en el año de 1919 cuando un grupo de mujeres en Bogotá protestaron buscando mejores condiciones laborales y salarios justos.
Los atributos y características que definen la masculinidad y la feminidad por años estuvo influenciada por ideas religiosas, ocasionando en gran medida que las actividades que desempeñaba cada género fuesen limitadas. Las mujeres poco a poco fueron vistas como propiedad de los hombres o como seres inferiores debido a estas ideas, mismas que han quedado fuertemente arraigadas en el imaginario colectivo de muchas sociedades hasta nuestros días.
¿Trabajo doméstico o trabajo femenino?
En un hogar mexicano promedio, en el que hombre y mujer tienen un empleo remunerado, la mujer termina trabajando 13 horas más a la semana que el hombre, ya que además de su jornada laboral, dedica más horas que el hombre a las labores domésticas, de acuerdo con un estudio de El Colegio de México (Colmex).
Lo anterior demuestra los estragos de desigualdad e invisibilización que las mujeres sufren como parte de una comunidad y a su vez de la sociedad. Es como si ser mujer significara cumplir la más larga de las condenas siendo inocente.

Las oportunidades y los espacios que los hombres han secuestrado por años, poco a poco y gracias a las luchas sociales que se hacen escuchar, se han ido conquistando, desafortunadamente aún quedan incontables detalles que evidencian que falta mucho por hacer para que exista una verdadera igualdad y equidad entre hombres y mujeres.
Un claro ejemplo de esto es en el ámbito laboral, empezando por los horarios poco accesibles para mujeres que son madres y no cuentan con la posibilidad de a la par cuidar de los hijos, sin mencionar los ambientes hostiles a que se enfrentan.

Algo que no se debe perder de vista es que la idea de cómo ser mujer y cómo ser hombre son construcciones sociales y por tanto, esto no significa que de manera natural estemos atados a roles específicos que hay que articular de acuerdo a nuestro género o encajar con estereotipos que sólo buscan identificar a una persona o un grupo de personas con un papel determinado en la familia o en la sociedad, o con valores y comportamientos asignados en forma generalizada sin el mayor fundamento. Son juicios basados en datos insuficientes. (En términos de la CNDH).
Feminismo como camino hacia la libertad.
El feminismo surge a partir de los años ochenta, sin embargo el discurso feminista no ha sido el mismo, sino que dependiendo de la época y el lugar sus temáticas, problemáticas y demandas han sido diferentes, pero igualmente importantes.
Las corrientes históricas que resaltan son el movimiento feminista ilustrado liberal, el pensamiento feminista de la igualdad, el pensamiento feminista de la diferencia, el pensamiento feminista radical y el pensamiento feminista e intervención de la teoría queer.
El pensamiento feminista liberal criticó profundamente la creación de la“Declaración de los Derechos del Hombre y el Ciudadano”, pues dejaban de lado la inclusión de derechos políticos y civiles para las mujeres, ubicándolas en un plano de injusticia y desigualdad ante los hombres.
Por su parte del feminismo de la igualdad buscaba el reconocimiento de las mujeres como seres humanos, así como también visibilizar todas aquellas características de la mujer que se habían impuesto hasta el momento, y una reestructuración de dicho pensamiento.
Las feministas radicales, por otra parte, se enfocan en “desmontar” las figuras de opresión de las mujeres. Ellas son las primeras en utilizar conceptos como “patriarcado”.
La teoría queer (término usado para señalar a alguien que no se identifica ni hombre, ni mujer, o que, por su condición sexual es difícil de identificar) el feminismo parten de que el género es una construcción cultural y no un hecho material, por lo que conceptos como “rol de género” e “identidad de género” forman parte de su movimiento.
Sin embargo, como ya se ha mencionado anteriormente, no han sido las únicas corrientes o luchas feministas. En México el feminismo se ha hecho presente como con la periodista guerrerense Laureana Wright que abrió brecha con su artículo “La emancipación de la mujer por medio del estudio”, en los años ochenta. Wright fue quien fundó en 1884 “Las hijas del Anáhuac”, la primera revista femenina de México que se dedicó a promover el desarrollo cultural de la mujer mexicana.

El acceso de las mujeres a la educación las volvió revolucionarias, llegando así a la conquista del derecho al voto en 1955, pasando por incontables obstáculos y dificultades.
La ONU ha reconocido que el desarrollo de un país mucho tiene que ver con la inclusión de todos sus ciudadanos, es decir que mujeres y hombres son igualmente importantes y merecen respeto a sus derechos y a una vida digna.
¿Es el feminismo algo que funciona?
Toda lucha social importa. Cada grupo que esté en una posición de desventaja merece luchar por una mejor situación, una mejor calidad de vida. Toda persona merece ser escuchada y atendida.
El feminismo es sólo una de las tantas manifestaciones de inconformidad por lo que la desigualdad y violencia representa para un grupo de personas: las mujeres.
Los derechos se conquistan, y el movimiento feminista busca, a diferencia de lo que actualmente se cree, cambiar las estructuras existentes para que la mujer goce de los mismos derechos y oportunidades que los hombres, a través de un enfoque de equidad y justicia.
La equidad consiste en dar a cada quien lo que necesita para ser igual como persona. La equidad hace posible las condiciones para que los desiguales puedan ser iguales en el ejercicio de sus derechos, para que se respete su dignidad.
El feminismo, o mejor dicho, todos los feminismos o luchas feministas aspiran a una sociedad igualitaria, al derecho a la otredad en pro del desarrollo integral de la población.

Sin embargo, también es cierto que la mala información y desconocimiento del tema y la causa, ha provocado que se tenga una visión errónea y malas prácticas por parte de mujeres que se dicen feministas pero que su apoyo está mal empleado o no saben qué están apoyando.
En México se han visto incontables actos “vandálicos”, por llamarlos de alguna manera, realizados por estas personas que emplean métodos drásticos para hacerse escuchar, que en ocasiones dañan o afectan a otros. Aunado a esto, los medios de comunicación se encargan de difundir estas noticias mediáticas generando que la población se confunda y tenga una mala concepción de la lucha.
Aún con todos los retos que se presentan día con día, el movimiento seguirá adquiriendo fuerza y seguirá con su objetivo que finalmente es en beneficio de todas y todos.
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